Dios y el sistéma límbico, y el síndrome de Savant

El psicólogo Michael Persinger, se hizo con un aparato capaz de estimular ciertas partes del cerebro, como la corteza motora, zonas de la corteza visual, lóbulos frontales, etc. Con tal aparato descubrió que estimulando ciertas partes de sus lóbulos temporales se podía experimentar a Dios.

Esto no era una gran novedad, los pacientes que sufren ataques de epilepsia en lóbulos temporales podía vivir experiencias espirituales durante los ataques y mostrarse preocupados por temas religiosos y morales. Estos ataques pueden durar unos segundos y generar alteraciones en la personalidad entre ataque y ataque, ya que se producen una especie de “tormenta” en el lóbulo temporal. Aunque también es cierto que no todos los pacientes con problemas en el lóbulo temporal les pasa esto.

Según Ramachandran esto podría ser explicado de cuatro maneras:

1.       Que efectivamente dios les visite en los ataques. En un principio esto es poco probable, ya que no se puede demostrar por métodos empíricos.

2.       Una malinterpretación de las emociones que sienten durante los ataques, los cuales asocian con mensajes místicos.

3.       Las conexiones entre los centros de visión y oído con las amígdalas, es decir la parte del sistema límbico que reconoce el significado emocional de los sucesos del mundo exterior, estén dañadas y que durante los ataques estas conexiones volviesen a funcionar, y por tanto el sujeto les da un gran significado.

4.       los seres humanos hayan sido capaces de generar un circuito neuronal para la creencia religiosa.

El objetivo de Ramachandran era descubrir cómo y por qué se originan en el cerebro los sentimientos religiosos. Esto se puede comprobar mediante la respuesta galvánica de la piel, es decir cuando vemos una imagen conocida, o algo que nos excite emocionalmente se producen traspiraciones, por tanto se compararon las respuestas galvánicas de una persona “normal” y otra con epilepsia en el lóbulo temporal, mostrándole a los dos pacientes imágenes o palabras relacionadas con sus familiares, objetos, con carga sexual, religiosas y violentas.

El paciente normal reaccionó fuertemente ante las caras de sus familiares y prácticamente nula hacia lo demás, mientras que el paciente con epilepsia en el lóbulo temporal respondía intensamente a todo, pero sobre todo a las imágenes o palabras religiosas, por tanto quiere decir que hay una amplificación selectiva ante las palabras e imágenes religiosas.

Según esto, Ramachandran saca la conclusión de que en el cerebro humano existen circuitos que intervienen en la experiencia religiosa y que especialmente en los epilépticos estos circuitos se vuelven muy activos.

Otro de las cuestiones enigmáticas del cerebro son las características mentales, es decir, la capacidad para calcular, para el arte, la música, el lenguaje..

Según Darwin, estos talentos intelectuales podrían estar explicados por la selección natural, surgidos a azar., sin embargo Wallace (biólogo compañero de Darwin, entre los dos elaboraron el primer informe sobre la evolución natural) opinaba que las capacidades mentales como las nombradas anteriormente no podían haber surgido por azar, sino que es adquirida mediante la cultura, por tanto defiende que es posible que en tiempos prehistóricos existieran hombres con facultades mentales iguales a las del hombre moderno y que es posible que dios podría haber dirigido el proceso de desarrollo de la condición humana.

Hoy en día, un biólogo moderno argumentaría que el ser humano evolucionó su inteligencia general para cazar, comunicarse, etc. y una vez adquirida esa inteligencia la usó para otras cosas, como son la música, el cálculo, etc.

Sin embargo hay personas que no cumplirían esa argumentación, es el caso de las personas con el síndrome de Savant.

El síndrome de Savant  es un trastorno en el cual personas con niveles extremadamente bajos de inteligencia general, pero con extremado talento en ciertos campos como el arte, la música, o las matemáticas entre otros. Como por ejemplo, hay un chico con síndrome de Savant capaz de decir la hora y minuto exactos sin mirar un reloj, o el caso de otra chica capaz de medir la anchura de objetos a una distancia de unos 7 metros.

Una explicación que expone Ramachandran es que el síndrome de Savant podría ser causado por una lesión cerebral antes de nacer o después del parto, tras la cual una zona del cerebro reciba más señales de lo normal o un aumento de tamaño de determinadas zonas del cerebro a costa de otras.Por ejemplo un savant matemático debería tener un giro angular izquierdo grande (el giro angular izquierdo es la zona del cerebro que se encarga del cálculo).

Síndrome de Charles Bonnet: En ocasiones veo…

“-Le estoy mirando y veo un mono sentado en su regazo –declaró Larry.

– ¿Un mono?

-Si, en su regazo.

Pensé que estaba bromeando.

-Dígame, ¿Cómo sabe que es una alucinación?

-No lo sé, pero es muy poco probable que aquí haya un profesor con un mono sentado en sus rodillas, así que pienso que no lo hay…”

Larry McDonald, sufrió un grave accidente de coche, en él se fracturó los huesos frontales por encima de los ojos y las placas orbitales que protegían los nervios ópticos. Desde entonces para él, el mundo estaba lleno  de alucinaciones visuales y auditivas. Sus alucinaciones solo aprecian en un limitado campo visual en el que estaba completamente ciego, padecía un escotoma.  Con el tiempo comenzó a diferenciar las alucinaciones de la realidad.

“-¿Y qué ve Nancy?

-Dibujos.

-¿Cómo?

-Personajes dibujados.

-¿Cómo que personajes dibujados, se refiere a Mickey Mouse?

-Alguna vez veo personajes de Disney, por lo general no. Lo que más veo son personas animales y objetos, pero son siempre dibujos de línea, rellenos con color uniforme, como en los tebeos.es muy gracioso…”

Nancy padece estas alucinaciones desde que se sometió a una operación sobre una malformación nerviosa, en la operación se dejaron algo de tejido cicatrizal en ciertas partes de su corteza visual, lo que le provocó un escotoma. Y dentro de él es donde Nancy veía las alucinaciones.

Larry y Nancy padecen el síndrome de Bonnet, sus alucinaciones son fruto de un mal rellenado de sus puntos ciegos, es decir, el cerebro rellena el escotoma con imágenes almacenadas en la memoria, como payasos, monos o personajes de historieta en vez de llenarse con información de las proximidades inmediatas del escotoma, como líneas o colores.

Las personas que no sufren el síndrome de Bonnet también tienen un pequeño punto ciego en cada ojo, y este hueco también es rellenado por la mente, normalmente con la misma textura del fondo, líneas o figuras sencillas.

A continuación mostraré una imagen para que puedan comprobar este curioso fenómeno.

1. Cerramos el ojo izquierdo.

2. Fijamos la visión del ojo derecho en la cruz a una distancia relativamente cercana (casi hay que comerse la pantalla).

3. Con la vista fija en esa cruz nos vamos alejando muy lentamente de la pantalla. Cuando nos hayamos separado a una determinada distancia, dejaremos de observar el círculo porque se encontrará en la zona del punto ciego. En su lugar encontraremos todo blanco. Nunca hay que dejar de fijar la vista en la cruz, la percepción del círculo será de forma lateral hasta que se deja de ver.

4. Si nos seguimos alejando, el punto se volverá a ver, al dejar de estar en la zona del punto ciego.

Sindrome de Capgras: -¡Esos no son mis padres!

El síndrome de Capgras es un raro trastorno neuronal, por el cual el paciente se convence de que algunos de sus allegados, -padres, hijos, hermanos, cónyuge- son copias exactas, pero no sus allegados. Normalmente la aparición de este síndrome se debe a lesiones en el cerebro.

Arthur era un chico normal hasta que sufrió un grave accidente de coche que lo dejó en coma durante tres semanas, cuando salió del coma comenzó una larga terapia y logró recuperar el habla, la movilidad de las extremidades, recordó el pasado…solamente tenía un gran desvarío: creía que sus padres eran impostores.

Sus padres se ponen en contacto con el doctor Ramachandran, el cual, tras un sinfín de pruebas, afirmó que Arthur padecía síndrome de Capgras.

Estudiando este síndrome de manera neuroanatómica, en concreto las rutas cerebrales relacionadas con la identificación visual y las emociones. Cuando vemos una cara, la corteza temporal  reconoce la imagen y esa información se trasmite a la amígdala (puerta del sistema límbico), generando emociones como ira, amor o indiferencia.

De este modo, Ramachandran decidió comprobar  si Arthur tenía “desconectadas” esas rutas cerebrales, para ello, ideó un método basado en el sudor de las manos. Las personas, al ver un rostro familiar, amenazador, atractivo segregan pequeñas cantidades de sudor de forma involuntaria. De esa manera, se le colocaron unos electrodos a Arthur en las manos, y se le fueron pasando fotos de familiares y desconocidos para ver su reacción,  comprobándose que Arthur no respondía emocionalmente ante sus padres. Además para asegurarse de que Arthur distinguía unas caras de otras, se le practico otra prueba, se le enseñaron 16 pares de fotos de desconocidos, y se le preguntó si eran la misma persona, Arthur acertó catorce de dieciséis, por tanto Arthur no tenía problemas para reconocer caras.

Otra curiosidad, es que Arthur si reconocía a sus padres por teléfono, de modo que la ruta entre la corteza auditiva hasta la amígdala está bien.

Las amígdalas también responden a la dirección de la mirada, es decir, si nos mira directamente, si se desvía un centímetro o más. Para averiguar si Arthur tenia alterada su capacidad para juzgar la dirección de la mirada, se le enseñaron una serie de imágenes de ua misma persona mirando fijamente a cámara, o a la derecha o izquierda de objetivo., Arthur fracasó por completo, no era capaz de distinguir pequeñas variaciones, declarando que la identidad de la persona de las fotos era distinta en varias  ocasiones. Según el sentido de la mirada Arthur no era capaz de conectar las dos imágenes, por tanto decía que eran personas distintas.

Ramachandran siguió investigando con Arthur, y descubrió que tenía otras rarezas, entre ellas Arthur no tenía muy clara las categorías de clasificación mental de los objetos y hechos, por ejemplo, cuando veía un gran grupo de personas decía que todos eran judíos, es decir, los etiquetaba como judíos.

Otra posible variante extrema del síndrome de Capgras es el síndrome de Cotard. En este síndrome es posible que todas las conexiones sensoriales estén desconectadas del sistema límbico lo que provocaría una falta total de emociones respecto al mundo, esto debe ser lo más cercano a la muerte que se puede experimentar y por tanto el paciente asegura estar muerto, que huele a carne podrida o que tiene gusanos por el cuerpo.